La novela es un ejercicio de la memoria. Se trata del recuerdo de un recuerdo con todas las dificultades que esto plantea. La situación evanescente se impone desde el primer párrafo del texto. El tiempo que separó a la hija y al padre los ha convertido en dos extraños. Posternak no se parece al mito fragmentario que Mónica creó alrededor de él. El panorama se complica cuando el mundo que carga su padre, tan distinto del de la joven profesional, se inserta en la vida de Mónica corporizado en la figura de Abigail, la hija mayor del otro matrimonio de Posternak.
Para Mónica, Posternak representa algo así como un camino disyuntivo. Una ruta conduce a la vida del dandy, pretendido artista y confeso anarquista con Elsa, madre de Mónica. La otra al espacio que lo ligó con Abigail, madre de su homónima. La trama de la novela gira en torno a la ansiedad de la hermana paterna Abigail por penetrar y poseer esa parte desconocida de su padre materializada en el mundo de Mónica. La enfermedad y muerte de Posternak, acontecimiento que centra el texto, abrirá una competencia por la heredad del viejo que dejará la situación otra vez en el vacío.
El relato sencillo que juega con las hipocresías, desamores, y ambiciones de todos los días, está estructurado sobre una narratividad compleja. Aleman ha sido capaz de retar al lector para que reconstruya este pequeño conflicto de una familia urbana mediante el acomodo de fragmentos dispersos.
Los bien elaborados cambios de voz narrativa mantienen la atención del lector a través de un texto limpio, bien redactado y sin excesos lingüísticos. Si en "El nombre del padre" vemos todo a través de la voz de Mónica, en "La mujer de enfrente" domina Posternak. El hecho de que el centro de atención de cada personaje sea tan distinto -Mónica gira alrededor de Posternak, Posternak está chiflado por la chica a la que espía por el visor de la puerta-expresa muy bien la incomunicación entre estos dos personajes. La presencia de una serie de pistas muy bien ubicadas, la trágica enfermera Susana por ejemplo, ratifican que se trata del mismo mundo.
En los últimos tramos de la narración un tipo de voz omnisciente va cuadrando la trama apoyada en voces alternas que afirma la complejidad de las impresiones emocionales que genera el conflicto. El cuadro que recoge el lector es el de un realismo emocional enorme y sugerente que lo atrapa desde el primer momento. La novela se construye mediante impresiones que hay que reacomodar una y otra vez. Al final tenemos la sensación de una narración abierta como la vida misma.
Liliana Aleman es una poeta sensitiva. Los lemas que presiden sus capítulos, me refiero a las citas de Sándor Márai, Marguerite Yourcenar, Hermann Hesse, John Berger, hablan de una escritura que, si bien se dispara al mundo de una intimidad bien defendida no se enajena del mundo en el cual se genera. La felicito por este exquisito trabajo y por el regalo de su palabra.
Mario R. Cancel
Escritor
Profesor de Historia
Conferenciante de Narrativa
Universidad de Puerto Rico
1 comentario:
Desde estacionpoetas un abrazo ferviente, colombia siempre territorio para las letras sureñas
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